Además de estar incluido en las Atenciones Periódicas contenidas en los Libros de Uso y Entretenimiento, que proporcionan las marcas con cada vehículo vendido, tales como la comprobación de la presión de inflado y estado de los neumáticos, funcionamiento de las luces de situación, intermitencia e iluminación para la conducción, niveles de aceite y líquido de refrigeración del motor, etc, tanto en los vehículos que realizan sus transportes por carretera por razón de la gran competencia existente y a que la pintura y la limpieza de los mismos refleja el cuidado que sus empresas dedican al resto de condiciones ofertadas, como en el caso de vehículos de obras, que trabajan en terrenos embarrados, llenándose de salpicaduras de lodo, así como de pellas de barro, que, al secarse y endurecerse, pueden causar problemas en la mecánica de la conducción y aumentar innecesariamente la tara de estos vehículos, hacen que la limpieza de estos sea indispensable en la actualidad en empresas de transporte competitivas.
Cuando el vehículo es propiedad de un autónomo (que en la mayoría de las ocasiones conduce su propio camión y por lo tanto para él viene a ser su segundo hogar), dicho vehículo pasa a ser un objeto de orgullo para él y lo exhibe ante sus compañeros , escogiendo, si puede, el vehículo con mejores prestaciones en la carretera y equipándolo con los accesorios más llamativos, además de llevarlo impoluto en su aspecto de limpieza.
Esta limpieza tanto de interiores, como de exteriores y bajos, en el caso de que la flota reúna varias unidades, se complica por la duración de dicho trabajo, el coste actual de la mano de obra que implica y el problema del inmovilizado del vehículo, o vehículos, sin producir horas facturadas durante la actuación de esta operación, lo que constituye una carga fácilmente reducible mecanizando esta limpieza.
Como consecuencia han surgido Estaciones de Servicio públicas donde pueden acceder empresas con pocas unidades (autónomos, automóviles de turismo, etc), o bien en los casos de grandes flotas, para unidades desplazadas lejos de su base por razón de su trabajo, pero que disponen de un tiempo muerto para realizar dichas operaciones en Estaciones de Servicio situadas en puntos geográficos idóneos para estos fines.
En el caso de grandes flotas, que trabajan en las inmediaciones de su base, se hace aconsejable la organización de servicios equivalentes, pero más estudiados y mecanizados para conseguir una mayor rentabilidad.
Debemos distinguir entre la limpieza interior y exterior de estos vehículos.
La primera (la interior) en los vehículos de transporte de mercancías por carretera se realiza periódicamente desmontando las alfombrillas de goma de protección de los suelos y lavándolas con agua a presión con una manguera, o bien frotándolas con un cepillo de cerdas duras y dejándolas a secar, para posteriormente volver a montarlas en su posición anterior.
Generalmente esta limpieza suele hacerse añadiendo productos especiales al agua empleada, que, además de lograr una limpieza más acabada, proporcionan una capa de protección a la goma, alargando su vida y características.
Retiradas las alfombrillas citadas, se suele pasar un aspirador portátil por el suelo, los asientos y la tapicería (generalmente alimentado por la batería de la propia unidad) y dotado de unas boquillas de plástico de diversas formas (toberas en pico, o bien anchas, cepillos huecos, etc), que facilitan grandemente el acceso a puntos difíciles y la extracción del polvo acumulado, e igualmente se tratan las posibles manchas en tapizados y molduras con productos específicos de gran efectividad y que no atacan a los materiales de las citadas tapicerías.
En los casos de camiones de obras el tapizado interior de la cabina y asientos ya se ha previsto que sean de materiales especiales, que admitan la limpieza con chorro de agua a baja presión (a la que generalmente también se añaden detergentes, o productos adecuados del tipo de champúes) y el frotado con escobillas de púas de plástico de mayor o menor rigidez para realizar su trabajo sin dañar los tapizados y ayudándose manualmente con trapos o bayetas especiales principalmente en las paredes laterales.
Asimismo los cristales se lavan también por el exterior del vehículo con productos especiales y con la ayuda de unas rasquetas de plástico, acabadas en una cuña de goma, que arrastra el líquido. Previamente se lanza sobre dichos cristales un chorro de agua con una manguera a baja presión, terminada en una lanza provista normalmente con un cepillo de púas de goma, frotando la superficie para desincrustar los insectos impactados sobre dicha superficie, para aplicar a continuación un detergente adecuado y proceder al remate de dicha operación, según hemos indicado. El lavado por su interior se hace con productos adecuados, manualmente y protegiendo con cuidado la posible caida de los líquidos emplados sobre la moqueta del suelo.
Los bajos se lavan con agua a alta presión y generalmente muy caliente, dado que el calor acelera e intensifica el proceso de limpieza. Además se le añaden también potentes detergentes, que eliminan la grasa y suciedad originada por los aceites con mayor facilidad. El hecho de emplear agua caliente hace además que se caliente la superficie lavada con lo que su secado se hace más rápido (esta operación se acorta en un 40% a 60%).
Para ello se emplean unas máquinas de lavado portátiles y desplazables, consistentes en un cuerpo de plástico especial con paredes de gran espesor y poco peso, para evitar la corrosión, reducir las emisiones sonoras y hacerlo más resistente a golpes e impactos.
Este cuerpo está formado por un depósito de agua, unas bombas de presión, un pequeño motor diesel, que proporciona su accionamiento y hace pasar el agua por un serpentín calentado por el aire impulsado por un ventilador al efecto, tras pasar a través de unas resistencias eléctricas. Todo ello forma, como decimos, un cuerpo monobloque provisto de ruedas para su desplazamiento
El agua se inyecta a presión con la ayuda de las citadas bombas y accede por unas mangueras de caucho especial a unas lanzas metálicas con una pistola ergonómica revestida convenientemente para evitar la fatiga del operario, que viene a ser el mando de actuación. Las toberas de su extremo son intercambiables con acoplamiento rápido.
Estas toberas, o boquillas suelen ser del tipo turbo, rotativas, con un efecto de fresadora sobre la superficie a limpiar, que ayuda a eliminar las capas gruesas de suciedad resistentes y fuertemente adheridas.
En ocasiones en lugar de tobera llevan un cepillo resistente para rascar las superficies a limpiar.
Un dispositivo de control electrónico acciona el sistema y evita sobrecalentamientos y el funcionamiento del sistema sin agua, además de controlar la temperatura del agua. El control del caudal y la presión se regula desde los mandos ubicados en la pistola citada.
La presión de funcionamiento suele ser desde 20 bares a 60 bares (baja presión) hasta 150 bares y 180 bares (alta presión) con caudales de unos 1.200 litros/hora y los motores de accionamiento son de potencias entre 2,0CV (1,5 kW) y 10,0 CV (7,2 kW).
La manguera suele ir enrollada en un tambor con autoenrollado para su conservación y está calculada para resistir presiones de 400 bares y temperaturas de 155ºC.
Para talleres existen limpiadoras de más potencia (hasta 20CV, ó 15 kW) de gasoil con 2 bombas y manguera de 30 m de longitud, capaces de accionar 2 lanzas.
Para la limpieza de exteriores tropezamos, al intentar mecanizarla, con las variadas formas que reúnen los carrozados (desde paneles rectos y forma paralelepipédica en vehículos frigoríficos, vehículos de mudanzas, etc, hasta cajas de carga, volquetes, grúas, hormigoneras, cisternas, porta-coches, etc). No obstante ha habido soluciones ingeniosas para facilitar estos procesos.
En general todas ellas se basan en puentes de lavado de alta presión a base de cepillos rotativos, o de chorros a alta presión, o de combinaciones de ambos.
La altura máxima del vehículo a lavar es de 4,50 m y la anchura, de 2,70 m, pudiendo ampliarse estas medidas a 6,0 m de anchura y 5,50 m de altura.
El pórtico de los puentes es de acero de gran robustez y apoya en 2 trenes de rodadura y desplazamiento provistos de dispositivos antivuelco y con unas pestañas en los rodillos, que aseguran su movimiento siempre por los carriles correspondientes.
El movimiento se efectúa a través de unas cadenas robustas accionadas por 2 motores de unos 90 CV (66 kW) a 95 CV (70 kW) consiguiéndose una velocidad de desplazamiento de unos 8 m/minuto a 16 m/minuto y el peso del pórtico citado es de unos 1,8t a 2,5t aproximadamente.
El control y mando de la instalación puede hacerse manualmente (desde una cabina adosada al puente en la que el operario ve y dirige la operación con su mando a distancia por unos joysticks), o bien automáticamente, en cuyo caso un sistema electrónico a base de una barrera fotoeléctrica memoriza los contornos de la carrocería antes de iniciar el proceso de lavado y un pequeño ordenador establece la distancia y ángulo óptimo de proyección de las boquillas, o la inclinación de los cepillos. La adopción de boquillas rotativas reduce el consumo de agua.
El detergente se alimenta automáticamente mediante la acción de una bomba eléctrica de dosificación controlada por el sistema inteligente (electrónico) de la instalación.
Los cepillos laterales en cierto momento de su carrera se solapan para el lavado de la parte frontal, o de la parte posterior del vehículo.
En ocasiones lleva una potente unidad de presión para el lavado de los bajos del vehículo integrada en la instalación.
La combinación más usada es y eficaz es la que emplea puentes de lavado a presión y puentes de cepillos (laterales y de techo).
El lavado a presión suele estar constituido por una serie de boquillas rotativas (generalmente 6 unidades), montadas en sendas rampas de deslizamiento vertical sobre las columnas laterales del soporte del puente, que son desplazables y lavan en la posición baja hasta unos 2,0 m de altura y en la alta, de 2,0 m hasta 4,50 m.
Otra columna horizontal, que también suele estar equipada con 6 boquillas rotativas, se desplaza desde 0,25 m de altura hasta los 4,50 m citados, logrando un menor consumo de agua (unos 220 litros/minuto).
Finalmente una tercera columna horizontal con boquillas similares y desplazable efectúa la limpieza de los techos.
La presión de agua se genera mediante una serie de bombas hidráulicas de alta presión (normalmente 4 unidades), gobernadas por una unidad de control situada en el centro de maquinaria y control montadas sobre unos bastidores apilables y accionados por un motor diesel protegido por un termostato, existiendo varios ciclos distintos de lavado.
La presión de los cepillos sobre el vehículo es ajustada por el ordenador y su movimiento circular está mandado por motores eléctricos, siendo también ajustable su inclinación, bien automáticamente, como hemos dicho, por el sistema fotoeléctrico, bien manualmente por el operador.
El agua consumida en instalaciones de lavado de muchas unidades suele reciclarse y es recogida y conducida a unos depósitos donde se realiza este reciclaje primeramente a base de la acción de productos químicos, para ser filtrada y decantada y reaprovechada posteriormente con el mismo grado de eficacia que originalmente.
Finalmente diremos que últimamente ha aparecido un sistema de limpieza (monocepillo) constituido por un cepillo vertical montado sobre un carrito desplazable, que funciona sin cables, sin instalación de agua, ni eléctrica y a base de 4 baterías de 6 V y 190 A.h de capacidad (24 V en el sistema) con 4 horas de autonomía.
Tiene una altura de 4,25 m con 4,10 m de altura de lavado; un depósito de 420 litros de agua y otro de 5 litros de detergente y un consumo de 30 litros/minuto de agua a través de 14 toberas.
El diámetro del cepillo es de 103 cm y su velocidad de rotación de 100 rpm con un ángulo de hasta 12º y la velocidad de traslación del aparato es de 40 m/minuto (velocidad de lavado de 20 m/minuto).
Este sistema también puede ser alimentado por la red a 220/380 V, siendo su accionamiento por medio de un motor de 1,1 kW
Otra variante es accionada por un motor diesel de 6 CV (4,4 kW) con el resto de características comunes con los anteriores.
Este sistema es de gran simplicidad, fácil manejo, económico, funcional y práctico.